Mi único contacto con los diversos estudios sobre proteínas fue durante mi segundo año de otoño en Bioquímica. Cada año, casi 400 estudiantes de Johns Hopkins memorizan sus aminoácidos, junto con sus estructuras y propiedades químicas, códigos de tres letras y códigos de una letra. Ahora bien, no sé el resto de esos estudiantes, pero sí sé que en cuanto terminó esa clase, olvidé rápidamente todo lo que había aprendido sobre las proteínas y lo que las hace ser lo que son. Mi incapacidad para recordar los grupos carbonilo y amida de la asparagina ya no parecía importar y dejé que todo se desvaneciera en el fondo de mis estudios académicos.

Asparagina (Asn, N)

Ahora, más de un año después de mis fichas de aminoácidos, mi estudiado conocimiento de los enlaces peptídicos y mi análisis en profundidad de los sitios activos de la hemoglobina, vuelven los aminoácidos y tengo que volver a poner en marcha el viejo cerebro bioquímico. A medida que voy llegando a los últimos semestres de la carrera, éstos se van especializando cada vez más y, de repente, dos de mis clases se dedican estrictamente al estudio de las proteínas.

Laboratorio de Ingeniería de Proteínas y Bioquímica (PEBL, pronúnciese "guijarro") es un curso de laboratorio del departamento de Biofísica de la Facultad de Filosofía y Letras. En este curso, vamos a trabajar con una proteína llamada SNase, o nucleasa de Staphylococcus aureus, aprender acerca de sus propiedades utilizando diversas técnicas analíticas, y el cambio de uno de los aminoácidos en su secuencia a un aminoácido diferente llamado prolina.

Aplicación de la evolución molecular a la biotecnología (ojalá hubiera un acrónimo para esta clase) es una asignatura optativa de bioingeniería que estoy cursando este semestre en el departamento de Ingeniería Química y Biomolecular de la Facultad de Ingeniería. Se trata de otra clase totalmente centrada en las proteínas, pero con un enfoque diferente al de PEBL. Este curso se reúne dos veces por semana, y la mayor parte del trabajo consiste en leer artículos de revistas y reseñas, centrándose en la evolución dirigida.

Por si fuera poco, este verano he solicitado un puesto en un laboratorio en el extranjero para trabajar en un proyecto de síntesis de proteínas sin células. Ni que decir tiene que si alguien me hubiera dicho hace un año y medio, mientras estudiaba detenidamente mis fichas de aminoácidos, que iba a tener un semestre tan centrado en las proteínas que fabricaban, probablemente no me lo habría creído. Ahora sólo intento recoger toda la información que puedo este semestre antes de irme al extranjero (con suerte, aún estoy en proceso de solicitud) para vivir la experiencia real en un laboratorio de investigación.