
Como apasionada de las humanidades, al principio no pensaba en Hopkins como el lugar adecuado. A lo largo de mi proceso de solicitud, me di cuenta de que Hopkins tenía un sólido programa de estudios internacionales.
Estudios Internacionales y Ciencias Políticas eran las carreras que me interesaban, y esto me impulsó a pinchar en la página web de Hopkins para obtener más información. Había varios elementos que me atraían. Uno era la flexibilidad del plan de estudios, porque quería tener libertad para estructurar mi aprendizaje. Tenía ideas muy claras sobre los campos que quería explorar, y Hopkins me daría el espacio necesario para hacerlo con eficacia. Otro aspecto era el tamaño medio de Hopkins y su comunidad tan unida. Como alumna de un colegio internacional en Hong Kong, disfruté de los privilegios de las clases reducidas y de la proporción profesor-alumno. Sabía lo importantes que eran estas características para establecer contactos y crecer como estudiante. Me entusiasmó saber que podría extender esa experiencia a la universidad en Hopkins.
Durante mi investigación, una cifra que me llamó la atención fue que el 98% de los estudiantes de Hopkins tenían al menos un puesto de investigación o de prácticas. Aunque no tenía un deseo inmediato de investigar, esta cifra me atrajo porque indicaba que Hopkins era un lugar que se interesaba mucho por los intereses de los estudiantes e impulsaba el aprendizaje más allá de las aulas. Este era el ambiente en el que esperaba participar. Quería unirme a un grupo de estudiantes que se esforzara por ampliar los límites de su educación.
Debido a la pandemia, no pude ir de visita a la universidad. Cuando aterricé en Baltimore en agosto de mi primer año, me sentí prendada al instante del ladrillo rojo del campus de Homewood. Agradecí que sólo tuviera que dar cortos paseos de un lugar a otro. En definitiva, todos los factores que me atrajeron de Hopkins me parecieron ciertos. También he descubierto partes de Hopkins que no conocía hasta que me matriculé, como los clubes y grupos de estudiantes inmensamente diversos. ¿Quién iba a decir que había tantos grupos de acapella diferentes en el campus? Hopkins se ha convertido en el lugar donde he alimentado y desafiado mi aprendizaje, donde he creado una comunidad cercana, y donde llamo a un hogar personal y académico.

