
Cuando era pequeña, nunca me consideré una estudiante muy implicada. Siempre participaba en alguna actividad extraescolar, pero mis clases solían tener prioridad absoluta. En Hopkins, finalmente fui capaz de inclinarme a participar en actividades fuera del aula mucho más, que ha sido a la vez divertido y enriquecedor. La inmensidad de oportunidades aquí es realmente impresionante, especialmente en lo que se refiere a la investigación y el servicio.
Empezaré diciendo que cualquier camino que tomen los estudiantes para encontrar una investigación o un servicio que les interese es válido. Cada persona es diferente, no hay un calendario estricto de acontecimientos a los que debas atenerte, y nadie debe sentirse presionado a asumir más de lo que cree que puede. En mi primer año, me centré en aclimatarme a la vida universitaria, estudiar, salir con los amigos y explorar la ciudad de Baltimore.
Ni siquiera me planteé dedicarme a la investigación hasta el comienzo de mi segundo año. Me incorporé al laboratorio de oftalmología del Wilmer Eye Institute del Johns Hopkins Medical Campus, donde el trabajo se centra en la investigación clínica. En nuestros estudios participan seres humanos, con especial atención a las enfermedades del segmento anterior (es decir, la parte anterior del ojo). Mi principal pasión es estudiar el ojo seco, concretamente la disfunción de las glándulas de Meibomio. Mucha gente no lo sabe, pero nuestros párpados contienen decenas de glándulas productoras de grasa que retienen la humedad en la superficie del ojo. Cuando estas glándulas no funcionan correctamente, el componente líquido de la película lagrimal se evapora con demasiada rapidez, provocando sequedad ocular. Empecé a interesarme por ésta y otras afecciones a través de mi propia experiencia personal con el ojo seco antes incluso de venir a Hopkins, y ha sido increíble sumergirme en un espacio donde puedo ejercitar mi curiosidad y estudiar los temas que más me interesan.
Después de mi primer nombramiento como investigadora, seguir aprovechando las nuevas oportunidades se hizo más fácil. Aquí los laboratorios se centran mucho en la formación de los estudiantes para que puedan contribuir de forma decisiva en muchas funciones diferentes. Además, los distintos profesores que he conocido en el proceso han estado muy abiertos a las ideas que he aportado y siempre están buscando nuevas actividades de colaboración. Por ejemplo, después de fundar el Club de Optometría de Hopkins, pudimos ponernos en contacto con un optometrista de la Facultad de Medicina y organizar salidas de voluntariado a una clínica oftalmológica que dirige para inmigrantes latinoamericanos con bajos ingresos. Este proyecto ha tenido un gran impacto en mi experiencia en Hopkins y, en mi opinión, es un gran ejemplo de cómo la participación en la investigación puede conducir a diversas vías.

Seguir investigando ha sido muy gratificante. Cuando empecé a presentar solicitudes, tenía la sensación de que mi falta de experiencia previa era un obstáculo para entrar en este campo. Me costaba tomar la decisión de sentarme y presentar mi candidatura, pero hablar con otros estudiantes que habían pasado por situaciones similares y pedirles consejo calmó mi ansiedad. Su recomendación fue sencilla: la gente es más abierta de lo que crees, y nunca está de más intentarlo.
Quiero animar a quien lea esto a que confíe en que, en Hopkins, los profesores quieren que tengas éxito. Un método infalible es ponerse en contacto con los profesores cuyo trabajo te interese. Comunicar tu deseo de adquirir experiencia práctica para ampliar lo aprendido en clase puede ser especialmente convincente. Cuando estaba en este proceso, me pasé por el Life Design Lab (LDL), una oficina de Hopkins orientada a ayudar a los estudiantes a avanzar en su vida profesional, y me dieron montones de consejos útiles. Se tarda tiempo en adquirir la confianza necesaria para ponerse en contacto de esta manera, pero confío en que cualquier persona con interés y determinación pueda encontrar una colocación satisfactoria en Hopkins.